Mi madre perdió a papá en un
accidente de tránsito…sin aviso, como podría ser un cáncer, sin esa posibilidad
de luchar por vivir. Fue atroz, todo fue atroz, la forma, la injusticia, lo que
vino después, todo. La periodista Susana Roccatagliata tituló su libro “Un hijo
no debe morir” porque es antinatural. Yo agregaría, tu pareja o padres no deberían
morir tan pronto. Si ya son ancianos, por mucho dolor que nos genere, existe
algo de tranquilidad luego, con el tiempo. El dolor de la pérdida es
inconmensurable…en lo personal, admiro a esa gente que al día siguiente va al
trabajo para pensar en otra cosa y distraer su mente con las obligaciones. Mmm,
rectifico, no las admiro, simplemente son formas distintas de reaccionar. En mi
caso no tuve depresión, sí me lo lloré todo, no quería hacer nada, estaba en un
limbo sin distinguir bien qué era real y qué no.
Creo que hay que pensar, llorar,
desahogarse y no ocultar con tierra esos sentimientos. Cómo no somos capaces de
detenernos unos días o semanas, lo que sea, ante tal dolor??? Qué hecho te
podría afectar tanto como éste en la vida que no amerite por lo menos una
pausa. Pero la vida quiere seguir “produciendo”, y no te deja que tengas tu
pausa necesaria, o tú no te dejas.
Mamá aún no ha superado su
muerte, y la admiro por su esfuerzo. Intenta seguir, pero ya nunca será la de
antes.
Mi cargo de conciencia es ése, no
otorgarle el tiempo necesario. El día a día, el trabajo y el cansancio me hacen
no visitarla ni estar con ella como quisiera. Nunca creí mucho eso de “Es mejor
la calidad que la cantidad”, suena a chiva hedionda y barata para no sentirse culpable,
auto convencerse de que no es tan malo postergar a los demás, por muy loable
que sea el fin.
Pero retomando la idea inicial,
considero que si bien un hijo no debe morir, tampoco deberían abandonarnos
aquellas personas que todavía tenían muchos sueños por cumplir y amor por
entregar…así y todo, la muerte es parte de nuestra vida, es nuestra única
certeza.
Hoy 24 de agosto se cumplen nueve
años del fallecimiento de mi padre, escribo está entrada minutos antes de dirigirme
a la iglesia El Sagrario…una misa para él.
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